martes, septiembre 18, 2007

Voluntariado en San Javier (II)

Actividades de Ocio y Tiempo Libre

Otra de las labores con la que más he disfrutado, y que más trabajo me ha dado, ha sido con la organización de los fines de semana. Al ser un Internado, muchos chavales, alrededor de unos 100, se quedaban allí los fines de semana, por lo que había que organizar actividades para los viernes en la tarde, los sábados y los domingos. En teoría, nos íbamos turnando los fines de semana los que estábamos encargados de Internado, pero al final, siempre tocaba pringar, aparte de que a mí me encantaba estar con los muchachos y no tenía otra cosa que hacer.

En la organización, había cosas que eran fijas, como por ejemplo los estudios, el ensayo de canto para la Eucaristía, la Eucaristía, las limpiezas del patio, dormitorios, pasillos… Pero luego, cada fin de semana intentábamos que fuera algo diferente. Dependiendo de a quién le tocara organizarlo, había más cosas o menos, según las ganas de calentarse la cabeza del personal. Al final, creo que hemos conseguido que se lo pasaran muy bien, y aunque a veces protestaran, los fines de semana han dado mucho de sí.

Excursiones, paseos, visitas, ir a bañarnos a lagunas, ríos helados, parques con columpios, incluso dentro de San Javier, excursiones por los pinos para agarrar moras, bajadas a la puerta a comer helados… Intentábamos que todos los fines de semana hubiera alguna salida fuera del colegio, y la verdad es que con mucho esfuerzo por parte sobre todo de la Hermana Monte, lo hemos conseguido. Es que estar toda la semana metidos allí, y encima el fin de semana, con muchos compañeros saliendo, ellos allí encerrados… da cosilla. Sin embargo, uno de los mejores fines de semana, fue el que nos quedamos en el cole. Con motivo de la Copa América que se celebraba en Venezuela, organizamos nuestra copa particular. Por equipos, tenían que elegir un país participante del evento deportivo, y a parte de formar el equipo de fútbol para el torneo, tenían que preparar unos bailes típicos del país elegido, vestimentas típicas… Y todas las pelis que pusimos ese fin de semana eran latinoamericanas. Total, que esto nos llevó todo el fin de semana, y entre unas cosas y otras, fue divertidísimo. Y al final, como muestra la foto, se llevaron su copa.



Una de las actividades preferidas, era el baile. Casi todos los viernes por la noche, se ponía música en uno de los pasillos y allí cada uno desplegaba sus dotes salsera, y otro tantos, sus dotes de ligoteo. En teoría, los novios están, si no prohibidos, controlados, y es muy curioso ver a las parejillas juntarse para los bailes. Salsa, merengue, joropo, ballenato… menos reggaetón, había de todo, y es increíble cómo bailan, esta gente tiene el ritmo metido en la sangre. Yo hice lo que pude.

Os dejo una pequeña muestra de algunas actividades que tuvimos en el cole, y con las que tanto he aprendido.

Carnavales en San Javier, mis indias: Gladerys, Lorbelys y Minorka






Nuestros bailes: Neris y Erika










Un día de excursión con mis niñas


Un día de pinos

martes, septiembre 11, 2007

Voluntariado en San Javier (I)

Dormitorio


Esta ha sido la gran experiencia de este año. Mi labor, consistía fundamentalmente en estar. Estar a lo que hiciera falta en el Internado, que era donde principalmente desempeñaba mi trabajo. Yo era el encargado de un dormitorio, el número 4, de la parte masculina del Internado. Aquí tenía que estar pendiente de los 35 muchachos que dormían allí, saber cómo estaban, controlar que estuvieran a la hora de dormir, conocer sus cosas, sus problemas, sus alegrías, estar atento a que se respetaran unos a otros, que no cogieran cosas que no eran suyas, ayudarlos en sus estudios… En fin, ser su familia dentro de mis posibilidades. Creo que durante este año hemos conseguido, con mucho trabajo, crear un ambiente familiar en el dormitorio y que todos se llevaran bien. El principal problema, a parte de los robos, fueron las diferencias entre los que venían de la parte del llano venezolano, los estados de Apure y Barinas, con los que son de los Andes, llamados gochos. Hay una diferencia cultural, de estilo de vida, de madurez forzada, que hace que se levanten las diferencias que tienen. Y manejar esto fue quizá lo más difícil.

Muy positivas han resultado nuestras reuniones semanales, en las que todos los que formábamos el dormitorio, nos reuníamos los domingos para ver el funcionamiento de todo, los problemas, qué cosas podíamos mejorar, y poner la semana en manos del Señor con oraciones diferentes cada semana, y muchas veces llevadas por ellos mismos. La referencia religiosa ha sido muy buena, y ellos lo han acogido muy bien. Otra experiencia muy positiva ha sido la lectura por las noches. Todas las noches, antes de dormir (o en muchos casos mientras dormían) leíamos algún libro o alguna parte de algún libro. Hemos leído La Libertad del compromiso, Juan Salvador Gaviota, El alquimista… y les ha gustado mucho.

Probablemente, mi relación con los muchachos del dormitorio ha sido de las cosas más satisfactorias, ahora, sí que valoro el trabajo que he hecho con ellos. Al parecer, hace algunos años, los responsables del Internado eran mucho más dejados y casi no estaban con ellos. Yo creo que me he dedicado bastante y que al final hemos conseguido un ambiente muy bonito. La pena es que una labor así necesita continuidad, pero seguro que continuarán con este trabajo. No tienen nada fácil salir de su situación, no sólo por el país en el que viven, sino por sus problemas familiares, pero con sus ganas y su esfuerzo, saldrán adelante.

lunes, septiembre 10, 2007

Un año después...

Un año después de mi marcha a Venezuela, vuelvo a España y vuelvo a retomar el blog. Hace mucho que no escribo, y al final no he podido escribir todo lo que me hubiera gustado. Aún así, quiero seguir manteniendo este espacio para compartir lo que ha supuesto mi estancia en San Javier, mi vuelta al Tostao y lo que está siendo mi aterrizaje en la normalidad.

Muchas han sido las sensaciones, muchos los momentos, las anécdotas, la gente… y ante todo eso, lo primero que se me viene a la cabeza es el agradecimiento. Agradecimiento a todas y cada una de las personas que han hecho posible esta experiencia.

Y un año después sigo pensando lo mismo, tengo que devolver todo lo que he recibido, a lo largo de toda mi vida, y por supuesto, en este último año.
Gracias a todos.